según San Luis María Grignion de Montfort

¡Haga su consagración y estará bajo la protección especial de María!

Complete sus datos para participar

Charla Inaugural 24 de julio

Guía del Curso de Consagración a la Santísima Virgen

Otras Lecciones

Lección 04
La Reina de los corazones es necesaria para que los hombres Ileguen a su último fin
Lección 05
Los apóstoles de los últimos tiempos
Lección 06
Nuestro Señor Jesucristo es el fin último de la devoción a la Santísima Virgen
Lección 07
Pertenecemos a Jesucristo y a María en calidad de esclavos
Lección 08
¿Cómo despojarnos de lo que hay de malo en nosotros?
Lección 09
Nuestra Señora medianera junto a Jesucristo
Lección 10
No todas las devociones a Nuestra Sefiora son verdaderas
Lección 11
La Verdadera Devoción a la Santísima Virgen
Lección 12
Las prácticas de la Verdadera Devoción
Lección 13
De la perfecta devoción a la Santísima Virgen o la perfecta consagración a Jesucristo
Lección 14
La perfecta renovación de los votos y promesas del santo bautismo
Lección 15
Motivos que nos recomiendan esta devoción
Lección 16
María se da a su esclavo de amor
Lección 17
Esta devoción nos conduce a la unión con Nuestro Señor
Lección 18
Camino seguro para llegar a Jesús y alcanzar la vida eterna
Lección 19
Esclavitud a María: Libertad de espíritu y auxilio al prójimo.
Lección 20
Esta devoción es un medio admirable de perseverancia
Lección 21
Figura bíblica de esta perfecta devoción: Rebeca y Jacob
Lección 22
La Santísima Virgen y sus esclavos de amor
Lección 23
Efectos maravillosos que esta devoción produce en un alma fiel
Lección 24
Prácticas exteriores particulares de esta devoción
Lección 25
Prácticas exteriores particulares de esta devoción (continuación)
Lección 26
Prácticas especiales e interiores para los que quieren llegar a ser perfectos
Lección 27
Modo de practicar esta devoción en la santa comunión
Previous slide
Next slide

¿Por qué hacer la consagración?

Estamos viviendo días muy difíciles en que las crisis y las angustias se multiplican por todas partes. Más que nunca, ¡usted necesita una protección especial del Cielo!

Cada clase estará disponible, diariamente, a partir del 24 de julio. Serán 28 clases.

Al final de todas usted podrá consagrarse.

Este curso es 100 % gratuito y 100 % en línea.​

Clases con contenidos exclusivos

Vídeos y audios de alta calidad

Recibirá todos los días un enlace para acceder a la clase y a los textos correspondientes

También podrá hacer preguntas por correo electrónico

Al terminar el curso, hará su consagración y recibirá su certificado

Testimonios

«Gostei imensamente do curso, perfeitamente didático, claro, não foi cansativo.

Aprendi muito sobre Maria, seus ensinamentos esclareceram ainda mais a grandeza de Nossa Mãe.

Fiquei imensamente feliz por ter me consagrado»

Glaucia Marli Belli Gardinalli

«Salve maria estou muito feliz por ter feito essa consagração.

Aprendi muito com Maria e me sinto realizada.

Estou sentindo mais ânimo para viver»

Otamires Oliveira

«Obrigada pelo curso!

Há muito procurava mais esclarecimentos sobre a vida de Nossa Senhora!»

Inez Miranda

Preguntas Frecuentes

La vida de María fue vida oculta. Su humildad fue tan grande que no hubo para Ella en la tierra anhelo más poderoso y constante que pasar desconocida de sí misma y de toda criatura, para ser conocida de sólo Dios.

Una de las razones para este misterio es que Ella misma pidió sobre todas las cosas pobreza y humillación; y Dios, condescendiendo, tuvo a bien ocultarla en su concepción, en su nacimiento, en su vida, en sus misterios, en su resurrección y asunción, a las miradas de todos los hombres. Sus mismos padres no la conocían; y aun los Ángeles unos a otros se preguntaban frecuentemente: «¿Quién es Ésta?». Y es que el Altísimo se la ocultaba; o si algo les descubría, era infinitamente más lo que les Encubría (cf. TVD 2-3).

También, por disposición divina, la Santísima Virgen permaneció aún más oculta a los ojos de quienes no la conocían: «Dios Padre, a pesar de haberle comunicado su poder, consintió en que María durante su vida no obrase ningún milagro, al menos portentoso. Dios Hijo, a pesar de haberle comunicado su sabiduría, permitió que apenas hablase. Dios Espíritu Santo, a pesar de ser Ella su Esposa fiel, consintió en que los apóstoles y evangelistas dijesen de Ella muy poco, y solamente lo necesario para dar a conocer a Jesucristo» (TVD 4). Así, al inicio del Cristianismo, la Santísima Virgen permaneció oculta a los ojos de casi todos los hombres.

¡Sí! La consagración se hace solo una vez, pero puede renovarla cuantas veces quiera.

La Misa oficial se celebrará en Colombia, en la iglesia de los Heraldos. Para aquellos que no puedan acudir, habrá una transmisión en vivo por internet. También habrá otras Misas en cada país donde los Heraldos tienen casa. Más adelante pasaré la información sobre horarios, lugares, etc.

Antes de explicar lo que es la esclavitud de amor a la Virgen, veamos lo que es la esclavitud en general. La esclavitud es la condición por la que una persona queda sometida a otra de una forma total y absoluta. El esclavo ya no se pertenece, sino que pasa a ser «cosa y propiedad» de quien lo posee. Él está bajo el poder absoluto de su dueño, que puede servirse de él como quiera, en provecho propio. El esclavo pertenece totalmente y para siempre a su dueño, con todo lo que posee, sin excepción alguna. Él trabaja sin derecho a exigir un salario. Su señor tiene todo el derecho sobre él y puede decidir sobre su vida y muerte. Este es el modo más radical de esclavitud, que lamentablemente todavía existe en el mundo, principalmente en los países dominados por el islam y el comunismo. Sin embargo, a pesar de la inmoralidad de la esclavitud, ella puede servir como un buen ejemplo de dependencia total, propio de la espiritualidad de la consagración a Jesucristo, por las manos de la Virgen María.

El siervo, a diferencia del esclavo, es libre y presta sus servicios a cambio de un salario, durante un tiempo determinado. Además, normalmente, el empleado tiene el derecho de exigir un salario digno, conforme a sus necesidades e incluso de escoger otro patrón, caso el actual no sea de su agrado. Con esta simple definición, constatamos que no somos simplemente siervos de Jesucristo y de María Santísima, sino verdaderamente sus esclavos.

La esclavitud de amor no es una fórmula nueva, sospechosa o inspirada por una devoción repleta de entusiasmo sentimental, propio de los principiantes. La esclavitud es el pensamiento fundamental de la religión, que tiene sus raíces en el santo Bautismo. En él rompemos con el yugo de la esclavitud del pecado, del mundo y del demonio, para ser esclavos de Jesucristo (cf. 1Co 7, 23; Rom 6, 20-22). La esclavitud es lo más radical que puede haber de entrega a Jesucristo.

San Luis María nos enseña que hay tres clases de esclavitud respecto de Dios (cf. TVD 70):
1) La esclavitud natural: todas las criaturas son esclavas de Dios;
2) La esclavitud forzada: cuando alguien es reducido a la servidumbre, sea por violencia, sea por una ley justa o injusta. Tal es la esclavitud de los demonios y de los condenados;
3) La esclavitud voluntaria: es la más perfecta y la más gloriosa para Dios, pues por esta esclavitud anteponemos a todo lo demás lo que se refiere a Dios y a su servicio, aunque no estuviéramos a ello obligados por naturaleza.


En la práctica, la consagración a Jesús por las manos de María, o esclavitud de amor, no es otra cosa sino la confirmación, por libre voluntad, de aquello a lo que nosotros ya estamos llamados por naturaleza, es decir: la entrega absoluta a Dios para su gloria y para la felicidad de los justos y santos.

Este curso y la consagración puede realizarlos cualquier persona, independientemente de su situación personal.


Naturalmente, es aconsejable que quien desea entregarse a Dios por las manos de María, busque agradarlo en todo, empezando por el modo de vida. Así, lo más conveniente sería estar en gracia de Dios, aunque ello no sea indispensable para consagrarse, pues no se trata aquí de recibir un sacramento.


Lo ideal sería que las personas que viven en situaciones de vida como esas y que desean consagrarse aprovecharan el curso para ordenar su relación según los mandamientos de Dios, buscando la ayuda de algún sacerdote. Al mismo tiempo, es recomendable mucha oración para poder discernir a cada momento el paso que debe ser dado.

Si no se encuentra en condiciones de cumplir con todos los requisitos para poder consagrarse, como la confesión sacramental, debido a su situación, pero tiene el deseo de entregarse a Jesucristo por las manos de María, puede consagrarse igualmente, porque la consagración a la Virgen no es un sacramento. Pero conviene mucho que pida a la Virgen que le ayude a regularizar su situación, para así poder agradar y glorificar a Dios con su vida. Ella sabrá guiarle de la mejor manera posible.

Para realizar la consagración hay que asistir a las clases, donde se van indicando cada día una lectura del Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen y unas oraciones. Se recomienda, además, estar en gracia de Dios el día de la consagración, habiendo confesado y comulgado sacramentalmente, si ello fuera posible.

Quien hace la consagración, según el Tratado, se compromete a ser fiel a las promesas del Bautismo, es decir, a renunciar al mal y al pecado, y a vivir la vida nueva en Cristo, esforzándose por cumplir los mandamientos y por avanzar seriamente en la vida espiritual. Esta entrega total en las manos de María servirá de gran ayuda para alcanzar estos objetivos, pues María Santísima nos presentará a su Hijo, el cual nos fortalecerá en la gracia, con la unción del Espíritu Santo.

Lo ideal es que haga su consagración en gracia de Dios. Si por alguna razón no se encuentra en condiciones de recibir la absolución sacramental, pero tiene el deseo de entregarse a Jesucristo por las manos de María, puede consagrarse igualmente, porque la consagración a la Virgen no es un sacramento.

Aun así, conviene mucho que pida a la Virgen que le ponga en condiciones de poder confesarse normalmente, para así poder agradar y glorificar a Dios con su vida. Ella sabrá guiarle de la mejor manera posible.

La consagración se hace forma individual y libre. Para que sus familiares estén consagrados como usted, según este método, es necesario que se preparen como indica San Luis y se consagren individualmente.

Si por alguna razón algún pariente suyo que usted querría ver consagrado no quiere hacerlo de ninguna manera, sólo resta pedirle a la Santísima Virgen que ponga ese deseo en su corazón.

En cuanto a los hijos, va a depender de la edad de cada uno y de la capacidad que tengan para comprender en qué consiste la consagración según este método de San Luis María Grignion de Montfort. Si aún no los ve capaces de dar este paso, puede promover una consagración adaptada a ellos, donde puedan formular ante la Santísima Virgen el deseo de pertenecerle enteramente y para siempre, y hacer algunos compromisos, como llevar un estilo de vida más cristiano, siendo más fieles en el cumplimiento de los mandamientos, en la oración, en los sacramentos, en sus obligaciones de casa, de estudios, con sus familiares, amistades, etc. Todo ello como preparación para que puedan entender, oportunamente, el contenido del Tratado y consagrarse a María como explica San Luis.

Una idea opción es que usted mismo(a) seleccione partes de las clases para que sus hijos las vean con usted y así pueda ir explicándoles algunos aspectos importantes adaptados a ellos, a modo de recorrido espiritual por el Tratado. Al final puede imprimir el certificado de consagración para ellos también, poniendo el nombre de cada uno de su puño y letra.

En general, la devoción a la Virgen es algo que todo buen cristiano debe tener y alimentar en si vida espiritual. Pero la perfecta consagración a la Santísima Virgen, tal como la propone San Luis María Grignion de Montfort, es un paso más en esa devoción para aquellos que, libres y bien orientados, quieran hacerla. Se trata, ante todo, de la expresión más plena y perfecta a la que puede llegar la devoción mariana.

Para hacer la consagración a María según el método de San Luis María Grignion de Montfort, lo primero que hay que hacer es conocer el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, en el cual San Luis explica su método de consagración. Después de la preparación, llegado el día de la consagración, se debe participar en una Misa y, después de la comunión, se hace la consagración conforme a la fórmula prevista en el Tratado. Si no es posible la participación de la santa Misa, puede hacerse la consagración ante una imagen de la Virgen, en casa, recitando la oración de consagración.

P. Manuel Francisco Rodríguez Sancho